Lo sé, hablar de Personajes femeninos en el Romance Histórico no es muy original, pero viene bien comentarlo en esta época, en la que estamos tan reivindicativas.

Siempre me han sorprendido las críticas de lectoras que tachan algunos personajes femeninos de ser «demasiado adelantados a su tiempo», solo por aspirar a tener lo mismo que un hombre o por pelear, en general, por lograr una mejor posición en el mundo.

Por ser «mujeres modernas», ya que tienen aspiraciones que compartimos cualquiera de nosotras.

La realidad histórica

Por supuesto, todos sabemos que, «en general», la vida de la mujer, históricamente, se limitaba a buscar un marido y quedarse en el hogar, a formar parte de sus pertenencias. ¡Claro que sí! Es lo primero que se aprende cuando se mira hacia el pasado (y todavía ocurre en algunos puntos del planeta, por desgracia): que «la mayoría» de las mujeres no forman parte de la escena pública que decide el avance del mundo.

“Una Madre” (1884) de Silvestro Lega (1826-1895)

Son personas de segunda categoría, al servicio de los hombres, y se centran en la limpieza de los hogares y el cuidado de la familia.

De hecho, dependiendo del estrato social al que pertenecieran, no necesitaban aprender ningún oficio, ni siquiera el de ama de casa, y en ninguno de los casos se precisaba una educación, una cultura.

Con estar más o menos guapas (dependiendo de tu dote o demás aportaciones) y hablar de modo suave cuando llegase a casa su marido, para hacerle sentir bien (¡el descanso del guerrero!), resultaba suficiente.

Eran mujeres. Su existencia, «por lo general», quedaba por completo a la sombra de la de los hombres.

Vale.

¿Qué es lo que cuenta, de todo lo anterior?

«Por lo general», «en general», «la mayoría»…

No todas, lógicamente. De otro modo, no hubiésemos avanzado ni un milímetro hacia los cambios sociales, los derechos y libertades de los que gozamos las mujeres de hoy.

Realidad y ficción

En romance histórico tenemos que crear una comunión entre la lectora de hoy y ese personaje ficticio, ambientado en el pasado. Por muchas razones, entre ellas que hay que rescatar del olvido esa lucha que hubo, porque la hubo, y también que todo momento es bueno para recordar a las mujeres de hoy que hay actitudes que no se pueden volver a permitir.

Es de imaginar que, si lo pensamos bien, no se espera que las autoras pongamos una protagonista que encaje en esa generalidad, alguien cuya máxima aspiración en la vida sea planchar bien las camisas de su hombre y lavar los pañales de sus múltiples bebés (cuantos le mande el Dios masculino que impera en los cielos), ya que así se lo han enseñado.

Para un secundario, puede tener cierto punto, como parodia o para exponer la situación general, pero en la protagonista depositas algo más de ambición, y mucha más inteligencia.

¿Significa esto que nuestras protagonistas no encajan con su tiempo?

Louis–Leopold Boilly
1761–1845
«Young Woman Ironing»

NO. Rotundamente NO.

A ver, que sí, sí, siempre puede darse el caso de que se produzca un exceso, no se me ocurre cuál (dado que la igualdad absoluta se exigía desde hace mucho, por ejemplo, ahí está Olympe de Gauges), pero podría darse (os animo a decírmelo).

Sin embargo, lo más habitual es que, simplemente, no sepamos que, aunque sometidas por una educación sectaria y aplastadas por la presión del patriarcado, siempre ha habido mujeres inteligentes, despiertas y perspicaces. Mujeres que, por suerte, por su entorno o por mayores capacidades, han podido sobreponerse a ese adoctrinamiento y han peleado por no ser pisoteadas.

Evidentemente, la presión social era fuerte, mucho más que ahora (que sigue habiéndola), y la mayoría de las mujeres perdían sus vidas en ese segundo plano sin color que les estaba destinado. Tristemente cierto. Pero, muchas, se rebelaban contra tal destino.

El grado de lucha, dependía de muchos factores, entre ellos, su valor y su decisión, pasando por sus circunstancias: podía ir desde la protesta por querer casarse con quien querían, hasta querer una cultura, una igualdad política, trabajar y ser independientes.

Incluso, fijándonos en sus métodos, más tarde, incluso se llegaron a utilizar bombas, en la búsqueda más rápida de sus objetivos, pero creo que es evidente que eso tampoco encajaría con una de nuestras protagonistas.

Cómo son mis personajes femeninos en el Romance Histórico

Algunas no escribimos ni queremos escribir sobre la generalidad, sobre las mujeres que se quedaban en casa, con el sueño final de entregar su vida limpiando y tener muchos hijos, hablamos de mujeres fuertes que miran a su alrededor y se preguntan por qué demonios no pueden tener las mismas oportunidades que los hombres.

Madre con hijos. Ferdinand Georg Waldmuller. 1863

Incluso aunque tuvieran que quedarse en casa (como esta pobre mujer, cargando con los críos, vaya vida). O tuvieran que buscar marido, por obligación, como mis Damas Perversas.

En mis historias, las protagonistas son esas luchadoras, esas librepensadoras que, poco a poco, fueron cambiando las cosas para legarnos a nosotras un mundo mejor. Siempre las ha habido, siempre.

Perciben su entorno, lo estudian y lo critican de un modo u otro. Tienen ideas progresistas sobre su posición en el mundo siempre, actúen o no de un modo claro para romper las normas sociales. Porque, pese a ser mujeres, poseen ambición, tienen inteligencia y entienden que podrían y deberían aspirar a algo más.

Yo voy a mencionar algunas, pero hoy en día se van sabiendo muchos nombres. Unas destacaron, aunque no se les reconocieran los méritos y otras permanecieron a la sombra de la Historia. Seguro que muchas tuvieron que vivir como pudieron, sin atreverse a levantar la cabeza, a veces felices, a veces no. Ha habido muchos tipos de mujer, a lo largo de los muchos giros que ha dado nuestro planeta.

La cuestión, en el romance histórico, no es que haya que plantear siempre mujeres reivindicando sus derechos a gritos en la calle, sino que recordemos que pueden ser mujeres que se dan cuenta de la situación en la que están atrapadas, que captan la realidad del mundo, sin la distorsión del adoctrinamiento machista, y tienen la ambición de ser respetadas en igualdad con los hombres.

Aunque solo lo logre con ese hombre en el que busca el amor.

Esas, son mis protagonistas.

GRANDES MUJERES DE LA HISTORIA:

CONCEPCIÓN ARENAL – HIPATIA DE ALEJANDRÍA – JUANA DE CONTRERAS – LUCRETIA MOTT –
MARÍA DE ZAYAS – MARY WOLLSTONECRAFT – OLYMPE DE GOUGES