Hace mucho, mucho tiempo, en este mismo lugar en el que hoy te encuentras, hubo un bosque oscuro y denso, lleno de secretos y susurros; y, en el corazón del bosque, se levantaba una pequeña aldea de encantadoras casitas de madera y paja. Estaban construidas alrededor de una plaza en la que, convirtiendo la tierra en barro, murmuraba eternamente una fuente. Allí, las horas se vivían a otro ritmo, un ritmo lento que latía en consonancia con el mundo verde …