El sol que brilló sobre el año mil novecientos cuarenta y nueve fue distinto de todos los demás, aunque nadie se dio cuenta. Nadie normal, al menos. Pepito el bobo sí lo supo, en todo momento. Por eso salía por las mañanas, muy temprano, a contemplar el amanecer sobre el bosque de Valorio. Pero, claro, él era distinto. A veces se preguntaba si hubiese tenido respuestas para aquel fenómeno en otros tiempos, porque Pepito el Bobo no siempre había recibido …